por el pastor John Fredericksen
La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.
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El hijo de un pastor de una iglesia muy grande vivía en el dormitorio adyacente al mío durante mi segundo año universitario. En ese momento él era un estudiante de tercer año, por lo que uno podría pensar que la madurez habría comenzado a aparecer, especialmente siendo hijo de un predicador. Para mi decepción, este joven era bastante distante, condescendiente y actuaba como si fuera mejor que los demás. En gran medida, personificó la actitud de arrogancia demostrada en películas recientes por los hijos del presidente de los Estados Unidos, niños problemáticos que no representaban bien a su padre.
Exactamente lo contrario es cierto para el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo. Siempre representó bien a su Padre al comportarse como el buen ejemplo supremo. El testimonio de Dios Padre sobre su Hijo fue este: “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros” (Hebreos 1:9 - RV1960). Es importante que todos comprendan plenamente que el Señor Jesucristo es el Hijo de Dios, o la segunda Persona de la Trinidad. Por lo tanto, el Padre dice que “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo…” (Hebreos 1:2). Él es “… el resplandor de su gloria [la del Padre], y la imagen misma de su sustancia…” (Hebreos 1:3). Debido a que Él es Dios, Él es quien “… sustenta [o mantiene] todas las cosas con la palabra de su poder…” (Hebreos 1:3). Después de que Él efectuó “… la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3). Ningún simple mortal tiene este honor, sólo Dios el Hijo. Cuando vino al mundo en forma humana para redimir a la humanidad, el Hijo de Dios fue hecho “… tanto superior a los ángeles…” (Hebreos 1:4). Por lo tanto, el Padre instruyó a Sus santos ángeles diciendo: “Adórenle todos los ángeles de Dios” (Hebreos 1:6). Para corroborar aún más la deidad de Cristo, está Hebreos 1:8, que dice: “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino”.
Nosotros, que somos simples “hijos de Dios” mortales (Romanos 8:19), debemos elegir amar la justicia y odiar el mal como lo hace EL Hijo de Dios. Debemos adorarlo, no como “el hombre de arriba”, sino como Dios, y regocijarnos de que Él nos amó lo suficiente como para sufrir y morir por nosotros. A medida que avanzas en tu día, ¿será tu propósito representar bien a tu Padre Celestial?
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