Una Herencia Duradera – Hebreos 10:34

John Fredericksen|Hace un par de años compramos un vehículo nuevo. Para nosotros, se veía muy lindo y tenía ese fantástico olor a auto nuevo.

por el pastor John Fredericksen

La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

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Hace un par de años compramos un vehículo nuevo. Para nosotros, se veía muy lindo y tenía ese fantástico olor a auto nuevo. Tuvimos cuidado de guardarlo en el garaje, lavarlo y encerarlo. La mayoría de las veces estacionábamos más lejos de la tienda para minimizar el daño causado por otros. Pero no pasó mucho tiempo antes de que viésemos una gran abolladura donde alguien había abierto su puerta contra nuestro auto. Poco después, había un gran arañazo, ocasionado un carrito de compras. Entonces apareció un desconchón en la parte delantera del coche por la gravilla. En poco tiempo, eso que apreciábamos mucho ya no se veía elegante. ¿Le suena esto familiar?

Ya que el autor de Hebreos escribió para animar a los santos judíos a permanecer fieles al Señor en su caminar diario, les señaló algo para motivarlos mucho. Él dijo: “… tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos” (Hebreos 10:34 - RV1960). La palabra “herencia” significa una propiedad, riqueza o bienes existentes. La connotación es que estos creyentes tenían una recompensa eterna tangible que debían valorar mucho. Además, a diferencia de nuestros tesoros terrenales, la recompensa eterna perdura sin mancha, tacha ni decadencia. Pedro lo describió como “… una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (I Pedro 1:4). Estos estímulos llegaron después de que el Señor Jesucristo instó a los seguidores de Su Reino a no preocuparse por acumular tesoros terrenales. Les dijo: “… haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” (Mateo 6:20). ¿Cómo iban a acumular estas recompensas eternas y duraderas? El Salvador les dijo: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos…” (Mateo 5:11-12). Nosotros, en la Dispensación de la Gracia, debemos ser motivados de manera similar a la fidelidad por la recompensa eterna. Se nos insta a no construir nuestras vidas después de la salvación con cosas perecederas que serán quemadas en el Tribunal de Cristo (I Corintios 3:12-15). En cambio, debemos construir con oro, plata y piedras preciosas en el sentido de vivir por la causa de Cristo, y poner nuestros afectos ahora en “las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1-2).

Mi querido hermano, debemos ganar deliberadamente la recompensa eterna haciendo algo específico para promover la causa de Cristo. ¿Qué harás hoy?

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