por el pastor Cornelius R. Stam
La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Two Minutes with the Bible. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.
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He aquí, una virgen concebirá (Mateo 1:23 - RV1960)
María fue muy honrada al ser elegida para ser la madre virgen del Mesías. Ésta era una distinción por la que toda mujer judía había esperado y orado. Pero ahora que había escuchado las buenas noticias del ángel Gabriel, se encontraba en la embarazosa situación de una doncella soltera con un hijo. No es de extrañar que María se apresurara a ir a la región montañosa para visitar a Elisabet, la futura madre de Juan, nacido milagrosamente y más tarde llamado Juan el Bautista. ¿Quién, en tal caso, entendería mejor o estaría mejor capacitado para darle un consejo adecuado a María?
María permaneció con Elisabet durante unos tres meses, o hasta el nacimiento de Juan el Bautista (Lucas 1:36,56), pero ahora la verdadera prueba estaba por delante, porque debía regresar a su casa en Nazaret para enfrentarse a sus familiares y conocidos, y a José, su amado. ¿Qué dirían? Y sobre todo, ¿qué diría él? ¿Cómo se podía esperar que creyeran su historia? ¡En verdad se le había aparecido un ángel!
En el registro de las reacciones de José se nos da luz sobre la extrema vergüenza en la que María se encontraba ahora. Considere la posición de José. María era su “esposa”. ¿Por qué se había ido y se había quedado tanto tiempo? Y ahora ¿qué es esto? Ella está embarazada, y no de él. Su explicación, si es que se la ofreció, debió parecerle de lo más insatisfactoria. Él podría haberla acusado de adulterio y haberla apedreado, pero “como era justo [Lit., imparcial]… quiso dejarla secretamente” (Mateo 1:19).
“Y pensando él en esto”, con el corazón apesadumbrado, “un ángel del Señor le apareció” y José supo la verdad; que ella en verdad iba a ser la honrada madre del Mesías de Israel, el Redentor de los pecadores.
Fue porque nuestro Señor era el Hijo de Dios, nacido en el mundo de una virgen y sin participar de la naturaleza pecaminosa de Adán, que pudo ir al Calvario y pagar la pena completa por nuestros pecados. Él “padeció… por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (I Pedro 3:18).
Al lector (por Berean Bible Society): Algunos de nuestros artículos de Dos minutos fueron escritos hace años por el pastor C. R. Stam para publicarse en periódicos. Cuando muchos de estos artículos se compilaron posteriormente en forma de libro, el pastor Stam escribió esta palabra de explicación en el prefacio: "Hay que tener en cuenta que la columna del periódico, Dos minutos con la Biblia, se publica desde hace muchos años, por lo que los acontecimientos locales, nacionales e internacionales se discuten como si hubieran ocurrido recientemente. En lugar de reescribir o fechar estos artículos, los hemos dejado tal como estaban cuando se publicaron por primera vez. Esto, nos pareció, añadiría interés, especialmente porque nuestros lectores saben que aparecieron por primera vez como artículos de periódico". A esto añadiríamos que lo mismo ocurre con los artículos escritos por otros que seguimos añadiendo, periódicamente, a la biblioteca de Dos minutos. Esperamos que esté de acuerdo en que, aunque algunas de las referencias de estos artículos son de hace tiempo, las verdades espirituales que enseñan son atemporales.
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