Navegando Con Pablo

J.C. O'Hair|Dios no está interesado en proteger, preservar, perpetuar o bendecir ninguna empresa, plan, logro u organización de ningún hombre o grupo de hombres en los que no se honre a Su Hijo Jesucristo.

por el pastor J.C. O'Hair

La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica semanalmente en su sitio web artículos devocionales con el nombre More Minutes with the Bible. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

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Cómo Conocer el Programa Espiritual de Dios Para Su Iglesia

Si estuvieras en un velero, que esta siendo sacudido de un lado a otro y haciéndose pedazos en medio de una terrible oscuridad y una violenta tormenta, ¿podrías estar de buen ánimo? Lee en el capítulo veintisiete de Hechos el relato de las doscientas setenta y seis personas, incluido el apóstol Pablo, en un peligroso viaje por mar. Note el mensaje de seguridad y consuelo de Pablo:

Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. (Hechos 27:23-25 - RVR1960)

En Hechos 27:18,20 leemos: “Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad... Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos”.

Cuando gozamos de salud y prosperidad y vivimos en medio de la calma y la paz, no es difícil tener buen ánimo. Pero cuando aparecen los problemas, el dolor y la adversidad y las cosas van mal, cuando todo parece oscuro y mucho peor que incierto, incluso encaminado hacia una destrucción segura, no es fácil tener buen ánimo.

Incluso los estadistas, políticos y líderes militares son bastante pesimistas en cuanto al futuro de la civilización. Seguramente el barco del Estado navega en medio de una violenta tormenta. La oscuridad prevalece en todo el mundo. En muchos países los habitantes dicen con el doctor Lucas: “...ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos” (Hechos 27:20).

Cuando la tormenta destrozó ese barco, fue un momento excelente para que Dios se revelara, no sólo como el Juez de toda la tierra sino como un Salvador Todopoderoso. Para su propia gloria, Dios permitió la tormenta y el naufragio del capítulo veintisiete de Hechos. Para Su gloria salvó a aquellos pasajeros asustados y azotados por la tormenta.

¿Podría continuar una guerra mundial como la que se está librando ahora sin el permiso de Dios? Dios es omnipotente. Seguramente Dios podría poner fin milagrosamente a esta terrible masacre de la humanidad, si así lo quisiera. Pero Dios es un Juez justo, santo y recto, así como un Salvador amoroso, misericordioso y lleno de gracia. Dios odia el pecado con un odio vehemente, Dios es amor. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

Cuando los pecadores continúan despreciando la oferta de gracia de Dios, rechazan a Su Hijo unigénito y tratan la sangre de ese Hijo eterno y sin pecado como algo impío, Dios dice para todos ellos: "Mía es la venganza" (Romanos 12:19). “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31). En el actual desorden y conflicto mundial pensamos en la pregunta: "¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?" (I Corintios 1:20).

Como ni siquiera los servidores más espirituales, obedientes y fieles del Señor conocen los tiempos y las estaciones que el Padre tiene en sus propias manos, no sabemos si la civilización del hombre está haciendo su última e inútil lucha por la existencia o si tendrá un regreso notable, posponiendo temporalmente su destino final hasta que Dios complete Su muy definido programa espiritual de Efesios 4:10-13, antes de que “los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:24), y antes del fin profetizado del día del hombre y los gobiernos.


El propósito y programa de Dios se declara en Efesios 4:12-13:

a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Luego observe Efesios 4:14: “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”.

Si el hijo de Dios está dispuesto a unirse completamente a Dios en la obra específica que está realizando en esta presente era maligna, aunque ese hijo tenga que navegar a través de mares muy agitados y tormentas severas, puede estar de buen ánimo porque puede decir, “yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”.

Note lo que se dijo: “...pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave” (Hechos 27:22). “Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá” (Hechos 27:34).

Babilonia Política y Religiosa

Hay dos barcos que se dirigen al desastre y al naufragio: la civilización sin Cristo del hombre y las organizaciones eclesiales del hombre. Escuche, en Mateo 12:25, la declaración clara y verdadera de Aquel que habló como nunca ningún hombre habló, el Cristo infalible, que habló con autoridad divina: “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”.

El escritor del nuevo libro “Un Mundo” ha descrito vívidamente a un paciente muy enfermo, aunque en su diagnóstico de la enfermedad no ha podido localizar en absoluto el germen principal que ha causado esta enfermedad mortal. El escritor es muy serio y veraz en sus advertencias, pero su remedio resultará tan inútil como el de un médico que intentara curar a un paciente con viruela raspando las marcas que deja en el cuerpo del enfermo, en lugar de eliminar la causa interna. . El escritor debe leer y creer 1 Corintios 1:20: “¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?”

Dios no está interesado en proteger, preservar, perpetuar o bendecir ninguna empresa, plan, logro u organización de ningún hombre o grupo de hombres en los que no se honre a Su Hijo Jesucristo. Note las palabras de Jesucristo, en Juan 5:23: “para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió”.

Note esta importante declaración acerca de Cristo, “...para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:18).

El Señor Jesucristo no tiene lugar alguno en la panacea de “Un Mundo” para este mundo enfermo. Y seguramente la enfermedad del mundo hoy es igual a la enfermedad de Israel hace muchos siglos: “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” (Isaías 1:6).

Los políticos tímidos, diplomáticos, temerosos y a menudo ciegos, incluidos aquellos que tienen conocimiento, tienen miedo y vergüenza de mencionar el nombre de Jesucristo en sus planes y filosofías de reforma y sanación. En este país no quieren ofender a los judíos que rechazan a Cristo, por eso no hacen ninguna referencia a Cristo. Cuando se refieren al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, se refieren a Él como "Divina Providencia". Aquellos que mencionan el nombre de Dios parecen ignorar bastante los métodos de Dios con los hombres, los gobiernos y los ejércitos, tal como están registrados en el Libro de Dios, la Biblia. Y como no pueden mencionar a Cristo en esta tierra, a causa de aquellos que rechazan a Cristo, ¿cómo podrían darle algún lugar o siquiera mencionar Su nombre en una hermandad internacional de naciones compuesta por mahometanos, budistas, sintoístas, confuscianos y otros paganos?

Cristo es el Verdadero Lugar de Encuentro

Leamos y consideremos cuidadosamente Juan 11:49-52:

Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

Nótese con esto Mateo 17:5 y Hechos 4:12 “...y he aquí una voz [de Dios] desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.

La única salvación para cualquier americano, europeo o asiático, judío o gentil, la única esperanza para cualquier individuo, nación o civilización es la fe en el Hijo de Dios crucificado y resucitado.

¿Cómo puede un estadounidense, que dice ser cristiano, siquiera albergar la más mínima esperanza de que Dios permitirá que su divina sanción y bendición descanse sobre una hermandad de cristianos estadounidenses y paganos asiáticos que odian el nombre mismo del Señor Jesucristo y adoran a algunos falso profeta, demonio o dios imaginario, que no existe, excepto como dios de esta época y príncipe de este mundo?

Un reino dividido contra sí mismo no puede mantenerse en pie, ni otra torre de Babel, de la cual Dios y su Hijo no sean el fundamento.

En esta época en la que Dios reúne a Sus hijos en Cristo Jesús, hace de ellos nuevas criaturas (II Corintios 5:17; Efesios 2:10). Él los llama fuera del mundo a Su Iglesia, que compró con Su propia sangre. La palabra "iglesia" significa "llamado". Ése es el significado de la palabra griega “ekklesia”, la palabra traducida como “iglesia” más de cien veces en la Biblia.

Note 1 Timoteo 3:15: “para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad”.

Luego note la diferencia entre los americanos, europeos, asiáticos y africanos que son salvos en la Iglesia, y los no salvos en todas las naciones, no en la única y verdadera Iglesia Bíblica de Dios de esta época: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19). Dios hace una pregunta muy interesante e importante: "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?"

La única parte de la civilización que Dios salvará durante esta presente economía Divina es la Iglesia compuesta únicamente de personas salvas.

Hay más de doscientas iglesias denominacionales en este país nuestro. En muchas de ellas, los miembros no salvos superan en número a los miembros salvos. La prueba es: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas las cosas son hechas nuevas”(II Corintios 5:17). “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (II Tesalonicenses 2:13).

Algunos de los miembros de la Iglesia de Dios, salvos, se unen a una Iglesia Bautista o una Iglesia Metodista o una Iglesia Presbiteriana o una Iglesia Luterana o incluso una Iglesia Católica, pero Dios no los coloca en estas denominaciones por la operación Divina de 1 Corintios 12:13. Note el versículo y vea de qué Iglesia Dios hace miembro a la persona salva: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”.

Que No Haya Divisiones – 1 Corintios 12:25

Según Mateo 12:25, seguramente las iglesias denominacionales se dirigen a una caída terrible. ¿No parece tonto e inútil apoyar organizaciones eclesiales sectarias, ya sea que estén predicando o no la verdad evangélica, si están construyendo en competencia con Dios, Quien está construyendo una Iglesia no sectaria descrita en Efesios 2:19-22 y Efesios 4:11-13?

Quizás la confusión, la desunión y los caprichos aumenten y empeoren en lugar de mejorar hasta que Cristo venga por Su Iglesia. En cuanto a los propios hijos de Dios, que desean fervientemente permanecer fieles y obedientes a Cristo, fieles a Efesios 4:3, es decir, por supuesto, que están dispuestos a navegar y sufrir con Pablo, las palabras de Pablo son muy oportunas y apropiadas: “Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho” (Hechos 27:25).

Incluso si viéramos el naufragio de la civilización humana, bajo el príncipe de este mundo, y la iglesia visible destrozada por cristianos sectarios y los apóstoles disfrazados de Satanás, operando como ministros de la Iglesia cristiana, al introducir estas herejías condenables (II Pedro 2:1-3), los santos espirituales y fieles, al leer acerca de esa terrible y desastrosa tormenta en el mar, de ese barco que se hacía pedazos, pueden tomar en serio y poner en práctica estas palabras de Pablo: “Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”.

Cuando pensamos en lo que está sucediendo, y lo que aún está por suceder, en los campos de batalla terrestres, aéreos y marítimos, ¿cuántos seres queridos no volverán a casa o regresarán desfigurados casi hasta quedar irreconocibles? Teniendo en cuenta cuán impotente es la Iglesia cristiana, confusa y dividida, para poner fin a la brutal guerra, podríamos sentirnos inclinados a rendirnos en desesperación. Pero los santos genuinos, espirituales y fieles no se dan por vencidos en la desesperación.

Para todos los cristianos, la Palabra de Dios es: "Cree en Dios y ten buen ánimo". “Será como nos fue dicho” Dios nos ha dicho todo sobre el comienzo, el curso y la culminación de esta era de Gracia y sobre la era después de esta era. Note II Pedro 1:19: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”.

El día amanecerá. Note las palabras de Cristo en Lucas 21:27 y Mateo 25:31-32: “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria”. “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos”.

Por lo tanto, los cristianos, crean en I Timoteo 1:14-16: “Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna”.

Navegando Con Pablo — Créele a Dios

Primero leamos las palabras del Señor dadas a Pablo para los santos: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).

Entonces escuche las palabras dichas por Cristo en la tierra: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24.)

Luego escuche estas palabras en Romanos 4:20-25: “Tampoco dudó [Abraham], por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”.

Si los cristianos han de estar llenos de gozo y paz, y abundar en esperanza, debe ser creyendo, creyendo en el Dios de la esperanza. Sí, en medio de la oscuridad, el dolor e incluso la persecución, pueden tener buen ánimo si real y verdaderamente creen en Dios y demuestran que le creen.

Abram vivió en un período oscuro de la historia del mundo. La idolatría y el pecado terrible llenaron toda la tierra. Dios llamó a Abram. Abram creyó a Dios. Al creer en Dios, Abram pasó de ser un pagano injusto a un santo justo.

Cualquier pecador en esta tierra hoy tiene el privilegio de creerle a Dios y convertirse en un santo justo. Cristo dijo que creer en Dios significaba pasar de muerte a vida. Creer en Dios es creer que los incrédulos se perderán eternamente y que los creyentes serán salvos para siempre. Creer en Dios, es creer que la vida eterna es don gratuito de Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor (Romanos 6:23). Creer en Dios es creer en Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”.

Qué Creer Después de Creer En Dios Para Salvación

El pecador muerto se convierte en un santo vivo al creer en Dios. Ningún pecador muerto puede tener buen ánimo mientras esté sin Cristo. Pero a todo santo viviente Dios le dice: "Tened buen ánimo". Para tener buen ánimo, el santo debe decir con sinceridad, honestidad y confianza: "Creo en Dios", "que será como me fue dicho".

Ahora el problema es qué creer. Toda la Biblia es la Palabra infalible de Dios. Y hay un sentido en el que todo santo viviente debería decir, y dice: "Creo que toda la Biblia es la Palabra de Dios".

Pero el santo de Dios inteligente, orante y espiritual sabe que estas palabras fueron dichas a los que navegaban con Pablo. Los miembros del Cuerpo de Cristo figurativamente navegan con Pablo.

Al pueblo de Dios en esta tierra se le ordenó una vez navegar con Moisés. En los libros escritos por Moisés se encuentran instrucciones maravillosas, inspiradas y dadas por Dios a Israel: Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Israel estaba en camino de Egipto a Canaán. Moisés era su piloto y recibía órdenes directas del piloto de Israel, Jehová. Jehová le dio a Israel un programa religioso completo para Israel, además del pacto de la “ley”. El Sinaí marcó un cambio radical en la historia de Israel. (Hebreos 9:10, Gálatas 3:19).

Como los miembros del Cuerpo de Cristo, bajo la gracia, no son israelitas que adoran a Dios en un tabernáculo portátil bajo la ley, los miembros del Cuerpo deben ser extremadamente cuidadosos para apropiarse y aplicar la verdad perteneciente a la dispensación de la ley, a la luz de la verdad revelada bajo la gracia, la dispensación de la gracia de Dios, y no mezclar ninguna ley y religión de Israel que frustre la gracia de Dios.

Al pensar en el barco de Pablo con sus doscientos setenta y seis pasajeros sacudidos de un lado a otro, bien podríamos pensar en unas doscientas setenta y seis iglesias sectarias en nuestra propia tierra y en la mayoría de ellas hay muchos sinceros, salvos y no salvos, personas religiosas como se describe en Efesios 4:14: “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error"

En este momento en que hay tanta confusión, desorden, odio, crimen, violencia y derramamiento de sangre en este mundo maldito por el pecado, la Iglesia del Señor Jesucristo debe estar unida bajo una sola bandera, bajo una sola Cabeza, organizada de acuerdo con Efesios 4:3-7, y con el verdadero evangelio de la gracia de Dios, en el poder del Espíritu Santo, los cristianos deben unirse como una sola Iglesia cristiana que se levantará y avanzará contra un enemigo común en el nombre del crucificado y glorificado Cristo omnipotente. Pero entre los miembros de la iglesia, ¿qué contemplamos? Abundan la discordia, las divisiones, la desunión, los celos e incluso las amargas controversias. Así como parece que nos encaminamos hacia la Babilonia política y la ruina económica, también parecemos estar dando pasos rápidos hacia la Babilonia religiosa. ¡Piense en los cultos metafísicos anticristianos de este país que propagan sus caprichos satánicos en nombre del cristianismo bíblico! La gran mayoría de sus comulgantes y seguidores alguna vez fueron miembros de alguna secta evangélica de la Iglesia cristiana. De los millones de personas a quienes Satanás, como ángel de luz (II Corintios 11:13-15), ha engañado para introducirlos en estos movimientos pseudocristianos, la gran mayoría, en lugar de tener algún deseo de ser liberados de su engaño, están propagando sus creencias, herejías que condenan el alma con energía, celo, sinceridad y determinación incansables que rara vez se encuentran entre miembros realmente salvos del Cuerpo de Cristo. ¡Qué gran y bendita cosa sucedería si los verdaderos cristianos fueran evangelistas en sus cabezas y corazones y evangelistas en sus pies!

Juan el Bautista fue un gran hombre con un gran mensaje. A diferencia de los apóstoles de Cristo, Juan no realizó milagros (Juan 10:41). Pero Juan cumplió fielmente su deber como precursor del Mesías y Rey de Israel. Vino en el espíritu de Elías y Cristo pronunció palabras extrañas acerca de Juan, palabras que nos llevan de regreso a Malaquías 3:7 y 4:5 y Mateo 11:10. Note las palabras de Cristo en Mateo 11:14: "Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir".

Como miembros del Cuerpo de Cristo, bajo la gracia, vivimos en una dispensación completamente diferente a la de Juan. Juan fue el mensajero del Señor a Israel (Hechos 13:24; Lucas 1:16,80. Qué locura interpretar Lucas 16:16 en el sentido de que la dispensación de la “ley” terminó cuando llegó Juan. Lea Mateo 23:1-3 y Mateo 8:2-4. Juan bautizó a los israelitas con agua para que Cristo pudiera manifestarse a Israel (Juan 1:31). El mensaje de Juan a Israel fue un mensaje del reino, "bautismo de arrepentimiento para remisión de pecados" (Marcos 1:4). Y aunque los doce apóstoles predicaron este mismo mensaje a Israel el día de Pentecostés (Hechos 2:38), es diferente del bautismo mencionado con la dispensación de la gracia de Dios para los gentiles (Efesios 4:5; 3:1-2).


¿Navegamos Con Pedro?

El pescador que se convirtió en Simón Pedro fue salvo en los días del Hijo del Hombre, antes de que el Espíritu Santo descendiera del cielo (Juan 7:36-38; 16:1-8. Se hizo discípulo de Cristo durante los años que Cristo fue ministro de la circuncisión, nacido bajo la ley (Romanos 15:8; Gálatas 4:4). Cristo declaró que fue enviado sólo a Israel (Mateo 15:24) y, por lo tanto, dio órdenes estrictas a Pedro y a los Once: "...Por camino de gentiles no vayáis... sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mateo 10:5,6).

Aun después de que Pedro había predicado el evangelio del reino durante algunos meses, no sabía que Cristo iba a morir y resucitar de entre los muertos (Lucas 18:31-34). De hecho; Pedro no quiso conocer este evangelio, ni siquiera creerlo, porque decía. “...Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (Mateo 16:22).

Así que a Pedro le fue encomendado el evangelio del reino. Luego las llaves del reino de los cielos (Mateo 16:16-19). Luego el evangelio de la circuncisión (Gálatas 2:7). Pedro recibió el Espíritu Santo muchos meses después de recibir el mensaje del bautismo de arrepentimiento para remisión de pecados (Hechos 1:5; 2:1-18). Pedro nunca recibió lo que algunos llaman el bautismo en agua “cristiano”. Cuando Pedro fue bautizado en agua, ciertamente no dio testimonio al mundo de que estaba muerto, sepultado y resucitado con Cristo. Poco antes de Pentecostés, meses después de haber sido bautizado en agua, Pedro ni siquiera conocía las Escrituras que decían que Cristo iba a resucitar de entre los muertos (Juan 20:9). No lo creyó cuando se lo contó una testigo fiel (Lucas 24:10,11).

Lea lo que Pablo testificó acerca de su bautismo en agua: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). Nadie, ni por asomo, debería decir que Pablo fue sepultado en agua como testimonio al mundo de que había sido crucificado, sepultado y resucitado. El lenguaje es muy claro: "sé bautizado y lava tus pecados". Así que no sigamos a los líderes ciegos que enseñan que Pedro recibió el bautismo en agua del reino y que el bautismo en agua de Pablo fue el único bautismo de Efesios 4:5.

Pero veamos hasta dónde podemos navegar con Pedro. El Señor Jesús en la tierra dijo a Pedro y a los once:

Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia... Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre. (Mateo 10:7,8,23)

Luego observe el mensaje de Pentecostés de Pedro:

Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo... Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. (Hechos 2:38,44,45)

Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo... Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. (Hechos 3:19-21,24)

A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. (Hechos 5:31-32)

Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo (Hechos 10:28)

y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. (Gálatas 2:9)

Primero, observemos que si navegamos con Pedro, de acuerdo con los Cuatro Evangelios y Hechos, permaneceremos cerca del mar de Galilea a menos que nos traslademos al barco de la tradición o la historia de la iglesia del hombre y entonces podremos desembarcar en San Pedro y el Vaticano.

En estos Registros Divinos Pedro permaneció en la tierra de los judíos como ministro de la circuncisión (Hechos 8:1; 15:1-19; Gálatas 2:1-7). Predicó a un grupo de gentiles temerosos de Dios en la tierra de los judíos y luego se negó a comer con algunos gentiles salvos temerosos de Dios fuera de la tierra de los judíos (Hechos 10:34-36; Gálatas 2:10-13).

Estudie detenidamente los últimos dieciséis capítulos de Hechos y ubíquese si ha navegado con Pedro. No se menciona ningún viaje de navegación o misionero de Pedro fuera del mar de Galilea. Pero Pablo navegó un poco y en esos dieciséis capítulos encontramos los registros de varios de los viajes marítimos y misioneros de Pablo, "lejos a los gentiles" (Hechos 22:17-21).

Todo cristiano debe estar de buen ánimo, porque dice con un corazón sincero: "Creo en Dios". Pero, ¿cree que Dios le ha dicho lo que le dijo a Pedro en Mateo 10:23: “...no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre”? ¿Cree en Dios de tal manera, que se espera que obedezca Mateo 10:7,8 y Marcos 16:17,18: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos...” “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”?

¿Cree en Dios de tal manera, que debe predicar lo que Pedro predicó en Hechos 2:38 y Hechos 3:19-24, en Hechos 5:29-32 y en Hechos 10:34-37? ¿Debe creerle a Dios de tal manera que se sienta guiado por el Espíritu Santo a vender todas sus posesiones terrenales y dar el dinero a los líderes de la iglesia? ¿Debe creerle a Dios de tal manera que será visitado por el ángel del Señor para dirigir su ministerio o que milagrosamente lo librará de la cárcel?

Si Pedro fue salvo meses antes de recibir el bautismo del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo aún no había sido enviado del cielo, seguramente no podemos tener una experiencia como la que tuvo Pedro el día de Pentecostés. No hay Pentecostés excepto cuando Israel está en Jerusalén y Canaán.

En Juan 14:12 Cristo dijo: “...y [obras] aun mayores hará, porque yo voy al Padre”.

Hay muchos cristianos sinceros que no han aprendido a navegar con Pablo y se esfuerzan y muchas veces agonizan, incluso hasta el punto de un colapso mental, tratando de perpetuar o duplicar los milagros de Cristo, Pedro y los demás apóstoles.

Dios desea que sus mensajeros sean de poder, amor y sano juicio y sean vasos de honor en una gran Casa, santificados y aptos para el servicio del Maestro (II Timoteo 1:7; 2:21). Ahora observe las instrucciones entre II Timoteo 1:7 y II Timoteo 2:21: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa [traza, separa] bien la palabra de verdad... Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (II Timoteo 2:15,19).

Qué combinación tan maravillosa: “Invoca el nombre de Cristo” y, con esta invocación, “apártate de iniquidad” y “usa bien la Palabra de verdad”. ¿Qué no podría hacer Dios Todopoderoso con la Iglesia en esta tierra, si los miembros del Cuerpo de Cristo siguieran estas instrucciones?

Hay una tremenda necesidad de cristianos consagrados, separados y llenos del Espíritu. Pero no deben ser obreros que deban avergonzarse por no utilizar correctamente la Palabra de verdad. Dividir correctamente la Palabra de verdad significa navegar con Pablo, primero desde Hechos 9:1, unos diez años hasta Hechos 13:2. En Hechos 13:2 Pablo recibe órdenes para su nuevo ministerio. Al navegar estos diez años con Pablo leemos Gálatas 1:11-22. Es importante leer el testimonio de Pablo en este capítulo.

Dejando Antioquía con Pablo, nos detenemos en Hechos 13:46: “Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, HE AQUÍ, NOS VOLVEMOS A LOS GENTILES”. Luego navegamos a Hechos 18:6: “Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; DESDE AHORA ME IRÉ A LOS GENTILES”. Luego navegamos a Hechos 19:9,10: “Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús”. Piense en Pablo durante dos años en la escuela de un gentil.

Nos detenemos aquí por un momento mientras leemos 1 Corintios 12:8-11,28 y 1 Corintios 14:39.

Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere... Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas
Pero leamos siempre junto con estos versículos algunos otros versículos de las mismas Epístolas: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”. “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”. “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1 Corintios 13:8,11,13).

Si vamos a navegar con Pablo, ¿prohibiremos a los cristianos hablar en lenguas o ejercer el don de milagros o sanidades?

Luego, en nuestro viaje, navegando lejos con Pablo, llegamos a 2 Corintios 5:16-21 y Romanos 5:9-12 y Romanos 11:8-15,30. Saque su Biblia y lea estas Escrituras.

Hemos llegado a un gran misterio: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles” (Romanos 11:25).

Israel ha rechazado al Señor resucitado y el programa de Hechos 3:19-21 ha sido pospuesto. Aunque los tiempos del refrigerio, profetizados por los profetas de Israel, no llegarán hasta que llegue la plenitud de los gentiles, ha comenzado un tiempo muy favorable para los gentiles. Note el AHORA en Efesios 2:12,13; Romanos 16:25,26; Romanos 5:9,11; Colosenses 1:20,21; Romanos 11:30; Efesios 2:19. Los gentiles realmente podrían decir: “ahora todo es diferente”. Estos “AHORA” no sólo marcaron cambios radicales en las vidas de los gentiles individuales, sino también cambios dispensacionales en los tratos de Dios con los gentiles. No ver esto es no obedecer 2 Timoteo 2:15, “usar correctamente”.

Note el contraste entre Mateo 10:5, “por camino de gentiles no vayáis”; Mateo 15:24, “...No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”; Hechos 10:28, “...Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero”; y la bendita verdad de Tito 2:11: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres”.

Seguramente todo estudiante inteligente y espiritual de las Escrituras debe reconocer, y reconoce, el principio de la revelación progresiva. Compare la declaración de Cristo en Mateo 10:5, “por camino de gentiles no vayáis” con Efesios 3:1-3,8: “Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente... A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”.

Ahora compare Romanos 15:8 y Efesios 3:8:

Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres.

A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo.

Cristo en la tierra fue ministro de la circuncisión enviado sólo a Israel (Mateo 15:24), enviado a cumplir la ley y los profetas (Mateo 5:17,18). Él vino a los suyos (Israel) (Juan 1:11; Hechos 13:23). Él vino con un ministerio de confirmación, es decir, un mensaje y programa profetizado.

Después de que Cristo regresó al cielo, envió a Pablo por revelación, a judíos y gentiles. Pablo fue primero con un mensaje y ministerio de confirmación; luego fue con las “inescrutables riquezas de Cristo” para los gentiles.

Hay una gran diferencia entre estos dos ministerios y le corresponde a todo obrero de Dios que quiera obedecer 1 Corintios 4:1-4 y ser un fiel mayordomo de los misterios de Dios no solo progresar de Mateo 15:24 a Hechos 2:38; Hechos 3:19-21 y Hechos 10:34-46, sino navegar con Pablo desde su ministerio de confirmación hasta su ministerio de revelación, que con tanta frecuencia se designa como “el misterio”. Efesios 3:3,4; 6:19,20; Efesios 1:9; Efesios 3:9; Colosenses 1:26 y Colosenses 4:3,4.

Antes y Después de Hechos 28

Es más que interesante estudiar la diferencia entre el mensaje y el ministerio de Pablo antes del cierre del Libro de los Hechos y después del cierre del Libro de los Hechos. Hay suficientes diferencias reales sin permitir que nuestra imaginación sugiera algunas diferencias que no son reales.

Algunos hombres de Dios han imaginado que después del cierre de Hechos Dios comenzó una Iglesia enteramente Nueva. Enseñan que Pablo escribió su Primera Epístola a Timoteo antes del cierre de Hechos y su Segunda Epístola a Timoteo después del cierre de Hechos. Según esto, Timoteo pertenecía a dos Cuerpos diferentes y de alguna manera misteriosa fue transferido del Cuerpo Número Uno al Cuerpo Número Dos. Bueno, Pablo y Lucas debieron haber sido incluidos en la transferencia. Tal interpretación es cualquier cosa menos dividir correctamente la Palabra de verdad; es un pensamiento erróneo.

Pero, por alguna razón, Dios cerró el Libro de los Hechos varios años antes de que Pablo dijera: “He terminado mi carrera”. ¿Por qué? Lucas, el amado médico, estuvo con Pablo hasta el final (II Timoteo 4:11). Lucas escribió Hechos. Hechos son los hechos de los apóstoles. Los últimos dieciséis capítulos de Hechos registran los hechos de Pablo. Pero con Hechos 28:31 Pablo no cesó en sus actos. Actuó varios años después e incluyó en esos actos que Pablo escribió a Efesios, Filipenses, Filemón, Tito, II Timoteo y Colosenses, y posiblemente I Timoteo.

Es interesante estudiar estas últimas Epístolas, teniendo presente 1 Corintios 13:8,11,13. Ciertas cosas habían de pasar. Ciertas cosas debían permanecer. El Señor quiere que Sus siervos sepan la diferencia entre los dones de señales en 1 Corintios 12:8-11,28 y los dones mencionados en Efesios 4:10-12, para que los miembros del Cuerpo de Cristo ya no sean niños llevados de un lado a otro, sino que progresen con Pablo y dejar de lado las cosas infantiles.

¿No te has preguntado por qué Dios, por las manos de Pablo, sanó a un pagano idólatra antes del final de Hechos (Hechos 28:8), mientras que después del final de Hechos Pablo escribió que dejó enfermo a un santo fiel? (II Timoteo 4:20).

¿No se han preguntado por qué, antes del cierre de Hechos leemos en los Cuatro Evangelios y el Libro de los Hechos acerca de cinco o seis bautismos y después del cierre de Hechos leemos “hay un bautismo”? (Efesios 4:5).

Ciertamente, en las epístolas de Pablo posteriores a los Hechos encontramos el Cuerpo de Cristo en un período sin señales. Las señales y la religión desaparecieron. Esta no era una Nueva Iglesia o Cuerpo, sino el mismo Cuerpo con un cambio en su programa espiritual.

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