por el pastor John Fredericksen
La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.
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Tenemos una amiga que parece estar siempre usando la frase: “Es para morirse”. Ella dice cosas como: “¿Has estado en el nuevo restaurante? La comida allí es para morirse”. “¿Tienes el nuevo iPhone? Es para morirse”. Este dicho nunca tuvo sentido para mí. Pocas cosas en la vida realmente valen la pena morir, y si murieras por esto, nunca volverías a disfrutarlo jamás. Ciertamente hay algunas cosas por las que vale la pena morir, pero tendría que ser algo mucho más importante que una comida u objeto que, de todos modos, pronto queda en el olvido.
Por muy trillado que pueda parecer el dicho anterior, Pablo dijo algo similar a los santos de Corinto: “… estáis en nuestro corazón, para morir y para vivir juntamente” (II Corintios 7:3 - RV1960). En realidad, hay cosas y personas por las que vale la pena vivir y morir. Pablo estaba dispuesto a morir por la causa de Cristo. Los perseguidores habían intentado, sin éxito, silenciarlo cuando predicaba a Cristo y la nueva dispensación de la gracia, disponible tanto para judíos como para gentiles. Pero el apóstol Pablo no sería silenciado, porque no vivía para sí mismo. Su actitud fue: “Para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21). Pablo había abrazado la verdad de que Cristo “murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. En otras palabras, valía la pena vivir por el Salvador y eso era precisamente lo que estaba haciendo. Pero también pensó que valía la pena morir por el ministerio a otros santos, como los de Corinto. Les dijo a los santos en II Corintios 7:3, “estáis en nuestro corazón para morir… juntamente”. En otras palabras, estaba dispuesto a morir por el beneficio espiritual de ellos. Por eso les dijo lo mismo a los santos de Filipos: “Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros” (Filipenses 2:17). También aceptó la posibilidad de morir por Cristo y por aquellos a quienes ministraba, pues veía esto como “ganancia” o “muchísimo mejor” (Filipenses 1:21-23). Regresar a casa con su Salvador sólo sería un reencuentro gozoso.
¿Has llegado espiritualmente al lugar donde estás dispuesto a vivir verdaderamente para Cristo y los demás, o incluso a morir por Él y otros creyentes? Hoy es el día en que necesitas hacer las maletas mentalmente para este viaje, rendirte a Cristo y presentarte al deber. Por ÉL vale la pena vivir o morir.
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