por el pastor John Fredericksen
La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.
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Tenemos amigos con un hijo al final de la adolescencia. La madre y el padre han estado experimentando una rebelión desgarradora por parte de este joven. El adolescente se ha mostrado de mal humor, respondón, desobediente, desagradecido, desafiante y mucho más. El padre a menudo se pone del lado del niño que se porta mal y de la misma manera critica a la madre. Como resultado, el adolescente vive en pecado, la relación de los padres está rota y la madre está desconsolada.
Si bien este ejemplo de la vida real muestra una familia rota, con demasiada frecuencia existe una situación similar en la familia de Dios dentro de las iglesias locales. Incluso el apóstol Pablo experimentó la rebelión de los santos y la angustia de las relaciones tensas o rotas. Los creyentes de la región de Galacia habían sido mal influenciados por falsos maestros que habían logrado atraerlos nuevamente a la esclavitud de tratar de guardar la Ley Mosaica. Incluso estaban comprometiendo un claro evangelio únicamente de gracia. Entonces, Pablo les instruyó a permanecer firmes en la salvación por la gracia, en su libertad en la gracia y en las doctrinas de la gracia. Lamentablemente, no quisieron escuchar la sana doctrina y respondieron mal. Pablo tuvo que preguntarles: “¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?” (Gálatas 4:16 - RV1960). Los corintios también fueron carnales en el trato que dieron a Pablo. Cuando trató de sacarlos de su conducta pecaminosa, en realidad fue “despreciado” por aquellos a quienes buscaba ayudar (1 Corintios 4:10). ¿Cómo? Ciertamente lo despreciaban en su actitud, pero también había otras formas. Incluso después de guiarlos a Cristo, Pablo dijo que cuestionaron su apostolado, exigiendo más “prueba de que habla Cristo en mí” (II Corintios 13:3). Incluso a pesar de todo esto, Pablo les habló de su sacrificial disposición: “gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos” (II Corintios 12:15). Parecía que cuanto más hacía por ellos, menos lo apreciaban y el trato que le daban se deterioraba cada vez más. ¡Qué triste!
¿Cómo tratas a los siervos de Dios, especialmente a aquellos que te ministran regularmente? ¿Te resistes con enojo a la verdad que enseñan cuando es contraria a cómo quieres hacer las cosas? ¿Cuestionas su autoridad como líder que Dios ha provisto bondadosamente? ¿Te permites despreciarlos? ¿O aprecias su trabajo y sacrificio en Su nombre? Que hoy marque un cambio positivo en la forma en que tratas a los siervos de Dios.
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