Una Gran Declaración De Fe

Paul M. Sadler|Observe que el Espƭritu de Dios, no la asamblea local, ha establecido esta unidad sƩptuple.

por el pastor Paul M. Sadler

La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Two Minutes with the Bible, y mÔs recientemente su versión en español, Dos Minutos con la Biblia, a los cuales puede suscribirse siguiendo los enlaces anteriores. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

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Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. (Efesios 4:3-6 - RV1960)

Observe que el Espíritu de Dios, no la asamblea local, ha establecido esta unidad séptuple. Estos siete pilares forman el fundamento doctrinal sobre el que descansa la superestructura del Misterio. De hecho, es una gran declaración de fe. Debido a que el Espíritu la ha establecido, la adhesión a la unidad séptuple no es negociable, es requerida. Una exégesis completa de este tema se encuentra en el libro del autor, Explorando las inescrutables riquezas de Cristo. De hecho, se dedica un capítulo completo a cada punto de la declaración. Por lo tanto, aquí solo daremos una breve presentación para asegurar que el lector esté orientado en la dirección correcta.

Es imperativo recordar que cada parte de la unidad séptuple del Espíritu es única al evangelio de Pablo. AdemÔs, cada una es de naturaleza espiritual, no física. Tenemos ante nosotros las inescrutables riquezas de Cristo:

1. Un Cuerpo: Esta es la nueva creación que Dios predestinó para que seamos santos y sin mancha delante de Ɖl en amor. El Cuerpo de Cristo es un organismo vivo formado por judĆ­os y gentiles sin distinción. Somos miembros los unos de los otros: uno en Cristo, quien es nuestra Cabeza (I Corintios 12:12,13; II Corintios 5:17; Efesios 1:22,23).

2. Un EspĆ­ritu: La persona del EspĆ­ritu es la misma ayer, hoy y por los siglos. Sin embargo, Su papel durante la dispensación de la Gracia ha cambiado dramĆ”ticamente. Hoy es el EspĆ­ritu quien nos bautiza en la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. TambiĆ©n ilumina a quienes buscan un conocimiento mĆ”s pleno de la voluntad de Dios, que se logra abriendo su entendimiento al Misterio (I Corintios 12:13; Efesios 3:1-5; Colosenses 1:8-10 cf. Colosenses 1:25-27).

3. Como fuisteis tambiĆ©n llamados en una misma esperanza de vuestra vocación: Ciertamente, no tenemos objeciones a aquellos que limitan las palabras del apóstol aquĆ­ al Rapto. Nosotros tambiĆ©n creemos que este glorioso acontecimiento estĆ” incluido en la frase. Pero Pablo se refiere a la Ćŗnica esperanza de nuestro llamado, en la que encontramos que los creyentes han sido llamados a su gracia en Cristo. Cristo es nuestra esperanza segĆŗn I Timoteo 1:1: “Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del SeƱor Jesucristo nuestra esperanza”. Por lo tanto, la esperanza de la salvación (el arrebatamiento—la liberación de la ira venidera), la esperanza de la resurrección, la esperanza del cielo y la esperanza de la vida eterna, estĆ”n todas investidas en Ɖl (GĆ”latas 1:4; I Tesalonicenses 5:8; I Corintios 15:19; Tito 1:2).

4. Un SeƱor: La persona de Cristo es inmutable. Como el EspĆ­ritu, Ɖl es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Con el Rey en el exilio real debido a Su rechazo, Cristo estĆ” conduciendo hoy un ministerio celestial con la Iglesia, que es Su Cuerpo. Como Cabeza del Cuerpo, estĆ” sentado a la diestra del Padre como Dios de toda gracia, no queriendo que nadie perezca, sino que todos reciban liberación del juicio venidero (Efesios 1:19-23; 2:13-16; Colosenses 1:15-19).

5. Una fe: Si bien esto podría ser una referencia a la totalidad de la revelación de Pablo, que él llama la fe, creemos que esto sería algo redundante cuando se podría decir lo mismo de la séptuple unidad bajo consideración. Nos parece que el apóstol tiene en mente la fe de Cristo, en lo que se refiere a los términos de la salvación. Con el cambio de dispensaciones, a Pablo se le dio el secreto del evangelio que es el Calvario. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo. Por lo tanto, cuando creemos en el evangelio de la salvación, que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó, somos justificados por Su fidelidad (I Corintios 15:1-4; GÔlatas 2:16; Efesios 6:19).

6. Un bautismo: Este es el bautismo que salva. Incluso la mayoría de nuestros amigos bautistas estarían de acuerdo con esta conclusión. En el momento en que confiamos en Cristo como Salvador, el Espíritu Santo nos bautiza espiritualmente en Cristo. Según la revelación de Pablo, este bautismo simultÔneamente nos coloca en el Cuerpo de Cristo y nos identifica con Su muerte, sepultura y resurrección (Romanos 6:3,4; I Corintios 12:13; GÔlatas 3:27; Colosenses 2:12).

7. Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos: Servimos a un Dios que existe eternamente en tres personas: Padre, Hijo y EspĆ­ritu Santo. La Divinidad es coigual y coeterna. Como hemos visto, Dios Padre estĆ” dando a conocer Su propósito eterno para la Iglesia durante la era de la Gracia. Ɖl estĆ” obrando en nosotros y a travĆ©s de nosotros para alabanza de Su gloria (Efesios 1:3-6; 3:11; Filipenses 2:12-15).


Al lector (por Berean Bible Society): Algunos de nuestros artĆ­culos de Dos minutos fueron escritos hace aƱos por el pastor C. R. Stam para publicarse en periódicos. Cuando muchos de estos artĆ­culos se compilaron posteriormente en forma de libro, el pastor Stam escribió esta palabra de explicación en el prefacio: “Hay que tener en cuenta que la columna del periódico, Dos minutos con la Biblia, se publica desde hace muchos aƱos, por lo que los acontecimientos locales, nacionales e internacionales se discuten como si hubieran ocurrido recientemente. En lugar de reescribir o fechar estos artĆ­culos, los hemos dejado tal como estaban cuando se publicaron por primera vez. Esto, nos pareció, aƱadirĆ­a interĆ©s, especialmente porque nuestros lectores saben que aparecieron por primera vez como artĆ­culos de periódico”. A esto aƱadirĆ­amos que lo mismo ocurre con los artĆ­culos escritos por otros que seguimos aƱadiendo, periódicamente, a la biblioteca de Dos minutos. Esperamos que estĆ© de acuerdo en que, aunque algunas de las referencias de estos artĆ­culos son de hace tiempo, las verdades espirituales que enseƱan son atemporales.

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