¿Creyentes engreídos? – 1 Corintios 8:1

John Fredericksen|Saber que Dios ha puesto divisiones en su Palabra es, sin duda, valioso. Pero hay dos peligros que debemos tener muy en cuenta y evitar.

por el pastor John Fredericksen

La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation, y más recientemente su versión en español, Transformación Diaria, a los cuales puede suscribirse siguiendo los enlaces anteriores. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

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Durante un servicio dominical matutino, un querido santo se puso de pie e hizo algo que nos hizo estremecer. Desafortunadamente, mientras expresaba agradecimiento por la belleza de dividir correctamente la Palabra de Dios, nos comparó con una denominación, señalando lo necios que eran y lo equivocados que estaban al interpretar la Palabra de Dios. Hemos visto pavos silvestres, todos inflados, desplegando sus plumas y pavoneándose para impresionar a las hembras alrededor. Tristemente, esta fue la impresión que nuestro amigo cristiano dejó en quienes nos visitaban de la denominación a la que ridiculizaba.

Saber que Dios ha puesto divisiones en su Palabra es, sin duda, valioso. Nos ayuda a comprender mejor la verdad de las Escrituras y disipa lo que de otro modo parecerían contradicciones. Pero hay dos peligros que debemos tener muy en cuenta y evitar. El primero es buscar solo «conocimiento» al leer la Palabra de Dios. Por favor, no malinterpreten lo que intentamos decir. El conocimiento de la sana doctrina de la Palabra de Dios es esencial. Pablo les dijo a los santos de Corinto que cuando les ministraba: «…¿qué os aprovechará, si no os hablare… con ciencia… o con doctrina?» (1 Corintios 14:6 - RV1960). Él animó a los creyentes: «…ocúpate en la… enseñanza. » (1 Timoteo 4:13), a ser «…nutrido[s]… de la buena doctrina» (1 Timoteo 4:6) y a volverse expertos en la sana doctrina (Tito 1:9; 2:1). Pero la trampa en la que muchos caen es pensar que todo lo que deberían buscar al estudiar la Palabra de Dios es información. Cuando esto sucede, solo nos deja «envanecidos» de orgullo. Nuestro estudio entonces, en efecto, empeorará nuestro orgullo y nos hará menos agradables al Señor. La segunda trampa es no buscar la aplicación para cambiar nuestras vidas. Pablo les dijo a los santos en Romanos 6:17: «Pero gracias a Dios… habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados». A Dios no le impresiona cuánto sabemos, a menos que se manifieste en una vida transformada, más piadosa. Por lo tanto, después de cada lectura de las Escrituras, siempre deberíamos ser capaces de responder a la pregunta: «Entonces, ¿qué diferencia quiere Dios que esta información haga en mi vida hoy?» Este es el aspecto más esencial de todo estudio bíblico. Exígete a ti mismo, y a cualquiera que enseñe la Palabra de Dios, aplicarla de esta manera.

No nos envanezcamos por la cantidad de doctrina que sabemos. ¡Seamos transformados para vivir vidas más piadosas!

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