Orando a la hora de comer – 1 Corintios 10:30

John Fredericksen|¿No sería el mundo un lugar mejor si todos también hiciéramos una pausa para dar gracias?

por el pastor John Fredericksen

La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation, y más recientemente su versión en español, Transformación Diaria, a los cuales puede suscribirse siguiendo los enlaces anteriores. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

ver original

Mi esposa y yo tuvimos la bendición de asistir a una gran universidad cristiana como preparación para nuestro ministerio. La asistencia a las cenas era obligatoria en un enorme comedor común con capacidad para 3000 personas, que comían en mesas familiares. Los estudiantes ministeriales se turnaban para guiar a todo el grupo en la acción de gracias antes de comer. Fue una experiencia maravillosa ver a tantos orar antes de las comidas. A menudo pensaba: ¿no sería el mundo un lugar mejor si todos también hiciéramos una pausa para dar gracias? Esta debería ser una práctica habitual para todos los que conocen a Cristo como Salvador, e incluso hacerlo puede dar un buen testimonio.

En la época en que se escribían los últimos libros para completar nuestra Biblia, existía una gran controversia sobre los cristianos que compraban y comían carnes baratas que, en parte, habían sido ofrecidas a ídolos. En 1 Corintios, capítulo 10, el apóstol Pablo hizo una declaración que fácilmente podríamos pasar por alto: «…¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias?» (1 Corintios 10:30 - RV1960). En otras palabras, Pablo dice que solía detenerse y dar gracias a Dios por todo lo que comía. Por mucho que trabajemos para tener comida y un techo, en última instancia, todo lo que tenemos es una provisión del Señor. «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación» (Santiago 1:17). Esto significa que nuestros trabajos son una provisión bendita del Señor, al igual que tener la salud suficiente para trabajar, y eso hace que todo lo que comemos sea una provisión del Señor, por la cual siempre debemos detenernos a dar gracias. Queremos, o al menos deberíamos querer, expresar nuestro agradecimiento a quien amablemente nos invita a su casa a comer o nos ayuda a proveer comida en un momento de necesidad. De igual manera, pero aún más, debemos agradecer a Dios con voluntad y sinceridad por el alimento que nos provee cada día. El apóstol Pablo confirma este principio una vez más cuando escribe: «Porque todo lo que Dios creó es bueno [para comer], y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado [es decir, apartado para un propósito santo]» (1 Timoteo 4:4-5).

Ya sea en privado o en público, le animamos a hacer una pausa antes de cada comida para darle gracias a Dios por su amorosa provisión.

Publicar un comentario

0 Comentarios