por el pastor John Fredericksen
La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.
ver original
Una de las cosas más devastadoras de mi infancia fue algo que me dijeron mis padres. Después de muy mal comportamiento de mi parte, me reprendieron severamente. Luego dijeron: “Me avergüenzo de ti. Sabes que no debes actuar así”. Como cualquier otro niño, quería escuchar sus elogios y que estuvieran orgullosos de mí. Escuchar esas palabras aplastó mi espíritu, pero esas palabras también me motivaron a comportarme mejor.
Hay una declaración profunda en Hebreos 11:16 (RV1960): “… Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos…”. El autor se refiere a varios de los santos de Israel del Antiguo Testamento. El justo Abel es el primero en ser mencionado (Hebreos 11:4). Dios había revelado a Adán y a sus hijos que la verdadera manera de adorar a Jehová era mediante el sacrificio de sangre de un animal perfecto, pero inocente. Por fe, Abel ofreció el sacrificio correcto, y le costó la vida cuando su hermano, enojado, lo mató por celos, porque Dios aceptó su adoración. Enoc agradó a Dios (Hebreos 11:5) al tener un caminar personal diario en comunión con el Señor. En consecuencia, creció en su fe y Dios lo recompensó trasladándolo al cielo sin ver la muerte. Noé se convirtió en “… heredero de la justicia que viene por la fe…” cuando obedientemente construyó un arca. 2 Pedro 2:5 se refiere a Noé como “pregonero de justicia”, porque mientras construía el arca durante más de cien años, proclamó fe en Jehová a un mundo incrédulo y burlador. Hebreos 11:16-17 se refiere a Abraham como alguien de quien el Señor no se avergonzó. Dios le prometió un hijo del cual el Señor haría una gran nación. Abraham tuvo que esperar más de 25 años para ver cumplida la promesa de Dios de tener un hijo. Sin embargo, Abraham obedeció y abandonó su tierra natal, aunque no sabía adónde lo llevaba Dios. No sabía cómo Dios cumpliría su promesa de tener un hijo porque Abraham y Sara ya habían pasado la edad de tener hijos. Pero todavía creía en la promesa de Dios por fe (Romanos 4:13-25). Aunque no entendía por qué, Abraham obedeció años después cuando Dios le dijo que sacrificara a su hijo, quien fue una provisión milagrosa.
Todos estos santos demostraron fe genuina en las promesas de Dios y obediencia a sus instrucciones. No sorprende que Dios no se avergonzara de ser llamado su Dios. Del mismo modo, si buscas demostrar fe, piedad y obediencia al Señor, él no se avergonzará de ser llamado tu Dios.
0 Comentarios