Él Nunca Se Da Por Vencido Contigo – Filipenses 1:6

John Fredericksen|Conocíamos al hijo de un pastor llamado Tim. Ser hijo de un predicador es como vivir en una pecera de críticas constantes y altas expectativas.

por el pastor John Fredericksen

La Sociedad Bíblica Bereana (Berean Bible Society) publica diariamente en su sitio web artículos devocionales con el nombre Daily Transformation. En 2T15, publicamos traducciones al español de dichos artículos, con la finalidad de poner el mensaje de la gracia de Dios al alcance de los hermanos en Cristo de habla hispana. Sea de bendición para su vida.

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Conocíamos al hijo de un pastor llamado Tim. Ser hijo de un predicador es como vivir en una pecera de críticas constantes y altas expectativas. Sumado a estas dificultades, su madre murió de cáncer cuando él tenía 15 años. Deprimido y confundido, Tim se volvió rebelde. Nunca fue nada grave. En general, no cumplió con las expectativas de su padre. Cuando el padre se volvió a casar poco después, echó a Tim de la casa. Su padre dijo que había hecho todo lo que podía por Tim y que se había rendido con su hijo. Sólo podemos imaginar lo desesperado y solo que debe haberse sentido Tim.

Dios nunca nos echará de Su familia, ni jamás se dará por vencido con nosotros. Efesios 4:30 (RV1960) promete que cuando confiamos únicamente en Cristo para el perdón de nuestros pecados, somos “sellados para el día de la redención”. El Espíritu Santo que mora en nosotros es nuestra garantía de Dios de que nuestra salvación y filiación permanecerán constantes para siempre. Así como somos salvos por gracia, somos guardados por gracia. Romanos 8:35-39 promete que absolutamente nada “… nos separará del amor de Cristo…”. Estamos seguros en la familia de Dios y siempre somos bienvenidos en la presencia de Dios Padre. Nuestra posición ante Él nunca cambia y Él continúa trabajando con nosotros a través de todos nuestros altibajos. Pablo estaba tan seguro de esto que les dice a los santos de Filipos que estaba “… persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Estar “persuadido” es tener plena confianza. La “buena obra” a la que se refiere Pablo es todo el proceso de salvación y santificación. En el momento en que confiamos en Cristo, somos apartados de la pena del pecado y somos identificados con la justicia de Cristo. A partir de entonces, somos apartados permanentemente del mundo a medida que crecemos en nuestra fe. Pablo estaba convencido de que este proceso nunca termina hasta que regresamos a casa para estar con el Señor. Dios nunca se dará por vencido con nosotros, incluso cuando seamos inconsistentes o nos rebelemos por un camino descarriado. Dios todavía nos ama y busca atraernos de regreso a Él. Él sigue obrando en nuestro interior, a través del Espíritu Santo y en el exterior, a través de las circunstancias, para convertirnos en hijos maduros de Dios.

Comparte hoy la noticia de que, independientemente de los altibajos en nuestra fidelidad, Dios nunca se da por vencido con nosotros.

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